«Debemos ser libres no porque reivindicamos libertad,
William Faulkner
sino porque la practicamos».
Cataluña es demasiado pequeña para liberarse a sí misma, pero es lo suficientemente grande como para liberar al mundo. Lo que nació el 1 de Octubre no fue la República de Cataluña, sino la República de España. La nueva Cataluña ganó.
La República de Cataluña es un hecho. Ha sucedido en los corazones de suficientes personas. Y eso es lo que importa. El caso de jure de la República no es simplemente un “esperando a que llegue su hora”, sino que se basa en construir lo que todavía falta. Lo que falta debe ser el núcleo de nuestra reflexión.
Librarnos de la modernidad de una vez por todas.
La historia no ha llegado a su fin y nuestro futuro aún no se ha desvelado. La declaración de Heidegger de que «la filosofía ha llegado a su fin», evocada por Lastett como «la filosofía política está muerta», son ambas indicadoras de la necesidad de nuevos comienzos. Bajo la visión normativa y positivista de la justicia, la igualdad, la libertad o los derechos, antes considerados como la fuerza de una nueva sociedad, ahora desfallecen a los pies de su propio éxito. Carecen de la capacidad operativa para hacer frente a los nuevos retos que surgen dentro de las sociedades constitucionales del siglo XXI, ya nacidas en una libertad normativa. Entre estos retos mencionaré solo tres que parecen relevantes para nuestro caso: la autodeterminación de las minorías nacionales, la restringida soberanía nacional inducida por la deuda financiera internacional, y la inseguridad y la precariedad estructural de los salarios y del trabajo.
Quizás la libertad no pueda ser legislada. Quizás la libertad nunca fue una idea y es un acto, y “un acto solo ES en su ejecución” (Scheller). La libertad necesita liberarse de sus fundamentos metafísicos o científicos. Un llamamiento a una ‘libertad sin fundamentos’, seria, en la jerga griega es: anarco-libertad [‘an‘ (no); ‘arche‘ (fundamento)]. Esta expresión puede sonar desconcertante para nuestra elite educada, pero perfectamente coherente para los catalanes que recuerden a Durruti. No pretendemos apelar a la nostalgia de aquella voluntariosa CNT (que fue derrotada). Lo que queremos significar es que el anarquismo debe ser re-descubierto. Este nuevo «anti-fundacionismo» desafía tanto a las fundaciones liberales racionalistas de la Ilustración como a la teoría política moderna. Esto debería ser relevante para la Cataluña anarquista, que ha dado tanto al mundo en el pasado.
Catalunya quiere la independencia y no está sola. Hay movimientos independentistas en Córcega, Escocia, Quebec, Kurdistán, Sultanato de Sulu, Euskadi y muchos lugares más. Pero cuando se contempla desde nuestras normativas legales actuales, parece que el «independentismo» no tiene un espacio viable. Desde la perspectiva de los Estados centralizados, la necesidad de certeza en la unidad nacional y de principios regulatorios claros resulta siempre en una coacción preventiva, y en un ciclo de «cuanta más necesidad de certeza, mayor coacción». El problema es que cuando la regulación es el horizonte de la discusión, las personas se vuelven invisibles, por lo tanto, los seres humanos se convierten en ‘objetos’ de la Ley.
La Ilustración ‘vio’ nuestra libertad e igualdad como derechos. Esta idea de los derechos presupone una oposición dialéctica entre la teoría de la sociedad; los conceptos filosóficos y la política práctica de la teoría a través de un marco de derechos legales y de representación política. Esta ecuación tiene un problema: el individuo es una ‘cosa’. El problema es que el «yo» que pertenece a cada uno de nosotros (Dasein) es considerado simplemente como «datos» con respecto a la teoría. La teoría es lo importante y, en este contexto, el ejercicio existencial de la libertad y de la igualdad es solo anecdótico. La oposición radical a este ‘enmarcar’ o ‘enmarcarmiento’ (Gestell) legalista implica afirmar: «No soy una idea»; «me niego a ser información»:
A partir de ahí, el desencadenamiento de derechos se desarrolla así: no soy libre porque tengo una convicción que dice que soy libre; soy libre si puedo ejercitar mi libertad. No soy un propietario porque tengo un documento que lo dice; soy un propietario porque puedo ejercer mi propiedad. No tengo voluntad política porque tengo a alguien que puede representar mi voluntad; tengo voluntad política solo cuando yo represento mi propia voluntad. No compro lo que quiero porque el gobierno compra en mi nombre, soy libre de comprar cuando compro en mi nombre. No soy libre de elegir el dinero que quiero si el gobierno decide por mí. Y demás.
Adviértase que no estamos simplemente diciendo que necesitamos cambiar las leyes para reivindicar mejor nuestros derechos. Lo que estamos cuestionando es la validez y la relevancia de una ley positivista basada en los derechos. No todas las leyes positivistas son malas: la necesidad de tener una ley para regular los semáforos está justificada y, por lo tanto, es útil tener los códigos arbitrarios del rojo, el verde y el ámbar. Resolver el problema del Gestell es cambiar nuestro punto de atención: de la reivindicación de libertad a la práctica de la libertad.
Sigue la pista del dinero.
La idea de que la población de España tiene el derecho de imponer un impuesto (a través de la capacidad distributiva del estado central) a la población de Cataluña por muy justa que sea su justificación, no es justa sino absurda. Al igual que es absurdo sugerir que la población de Ghana tiene el derecho de exigir un impuesto al pueblo de Alemania. Un impuesto nunca puede significar solidaridad. Al igual que la violación, nunca significa amor. Y los impuestos están en el fondo de la mayoría de los movimientos ‘independentistas’. Elimina los impuestos y la gente se sentirá más a gusto. Los impuestos son necesarios, pero tenemos la necesidad de pensar en el sistema de impuestos más allá del obsoleto principio de ‘no taxation without representation’ (no impuesto sin representación), y pasar a una afirmación más amplia: «no hay sistema impositivo sin distribución completa y automática a las personas necesitadas», es decir, «no hay impuestos (pagados) a la representación». Cataluña paga 45 millones de euros al día al gobierno central de España. ¿Acaso alguien cree que este dinero llega a los necesitados de España?
Es más, ¿alguien cree que es un acto de amor del Gobierno de España mantener a Cataluña dentro de España? Claramente, eso no es lo que el Gobierno de España ha demostrado en las últimas semanas. A no ser que también creamos que Estados Unidos bombardeó a Irak por amor al pueblo iraquí. Por cierto que EE. UU también apeló a la Ley e -irónicamente- a los derechos humanos del pueblo de Iraq. Cuando el gobierno del presidente Rajoy introdujo el draconiano Articulo 155 de la Constitución española, explicó que lo hacía para «preservar la libertad» del pueblo de Cataluña.
Cuando la Generalitat y el Gobierno de España reivindican ambos la libertad y la democracia en defensa de sus respectivos objetivos contrapuestos, significa que la libertad y la democracia tienen demasiado significado, o demasiado poco. El problema no es que se nieguen a dialogar. El problema es que no tienen un lenguaje común para sostener el diálogo. Sin embargo, las dos partes dicen que quieren diálogo, pero no pueden, porque el lenguaje actual está agotado, incapaz de producir espacios de comprensión. Claramente, el nacionalismo español y el nacionalismo catalán no pueden hablar. ¿Es el nacionalismo un Gestell racional? El nacionalismo ha sido popular porque ha producido resultados rentables en el pasado, pero, en la era de las finanzas globales, ¿está agotado el nacionalismo? ¿Se puede superar con nuevas estrategias?
Nuevo comienzo, nuevas narrativas
El primero de Octubre es un nuevo comienzo. Todo está en construcción. Como cada nuevo comienzo, necesita nuevas narrativas, que, con el apoyo de nuestras propias identidades, nos permitan idear nuevos horizontes, estrategias y oportunidades. Nuestra reflexión lleva a proponer un nuevo análisis en el que los ‘valores espirituales’ pueden superar a la modernidad con dos componentes principales: «tradicional contra secular» y «sociedad activa contra representación política». El contra-modelo que presentamos es la antigua palabra árabe «asabiyah«, que significa «cohesión social». La intención es explorar una salida del enredo racionalista de nuestras sociedades modernas que presenta la inevitable rebaja de las condiciones de vida y el desempleo estructural como realidades ineludibles. Asabiyah es una rebelión contra el fetichismo del determinismo económico que nos han vendido. Asabiyah es un nuevo paradigma de cómo el crecimiento y la justicia se pueden construir en horizonte de la economía de las personas, de cómo diseñar nuevas estrategias y captar nuevas oportunidades en contraste con la inexorabilidad de las crisis económicas cíclicas. La Asabiyah no puede desligarse de la gente.
Para viajar más allá del Gestell moderno de ideas y estructuras racionales, proponemos seis palabras. Estas seis palabras explorarán la cohesión social (asabiyah) dentro del horizonte del comunalismo, la consciencia de grupo y la solidaridad:
- Creença (creencia)
- Iniciació (iniciación)
- Consciència de grup (conciencia de grupo)
- Cura (cuidado)
- Mercats (mercados)
- Exportació (exportación)
1. La Creencia en la República
Parafraseando al FC Barcelona, »Més que un club», La República catalana debe convertirse en ‘Més que una república’. Cuando crees, todo lo que presencias refuerza esa creencia. Es intrínseco a nuestra naturaleza humana ser capaz de ‘transformar la experiencia’ de casi cualquier acción. Para transformar la experiencia de la República, los líderes deben apelar al corazón. ‘Més que una república’ debe significar, más que una idea. En ese siguiente dominio es donde ‘acción y creencia’ surgen como una sola unidad. Eres lo que haces, no lo que crees que eres. La república es lo que hace la república. Si me engañas, no me des derechos. Nada hay nada más repugnante que ser aleccionado acerca de tus derechos por el que te está engañando.
No hay res-publica sin virtud pública. La virtud es la conexión de las acciones de las personas con sus valores más profundos. Solo los líderes virtuosos pueden hablar de virtud con sus acciones. Se debería escribir un Catecismo Republicano con la lista de las acciones, y no de los derechos, acciones que impliquen la devolución de la economía a la gente. Esto es lo que el CUP y otros en Cataluña llaman la «economía democrática», pero con una verdadera posición anarquista, es decir: no es de justicia cobrar impuestos para compensar las disparidades causadas por el mal funcionamiento del mercado, sino más bien eliminar los fallos de funcionamiento del mercado. El impuesto es para apoyar directamente a aquellos que no pueden participar en un mercado virtuoso, por la razón que sea. La ‘democracia económica’ en la República es el significado de ‘més que una república’.
La creencia no es un asunto racional, de la misma manera que amar a tu madre no es una asunto racional. Eso no significa que la creencia sea ‘irracional’. No ser racional simplemente significa que es ‘más que racional’. Más allá de lo racional entramos en la zona del corazón (no el ficticio inconsciente). El corazón tiene poder cognitivo debido a dos dinámicas que dominan la razón: el amor y el miedo. Tanto el amor como el miedo ‘hacen presente’ [aquello que se ama o teme]. El amor lo hace ‘siendo atraído por’, y el miedo al ‘siendo rechazado por’. El corazón no es un ‘observador’ sino un ‘observado’ (que es observado). El corazón tiene su propia ‘visión’ que se expande y se contrae en la medida en que el corazón se expande y se contrae. El propósito del conocimiento es ser capaz de gobernar el corazón en lugar de ser gobernado por el corazón, que es otra forma de decir, gobernar el poder del corazón. No eres virtuoso porque te digas a ti mismo que lo eres (siendo tu el que mide), sino al saber que estas siendo medido. La realidad es la que te mide, no tu mente. La realidad dice si eres virtuoso.
Cuando Durruti estaba organizando su célebre Columna de Durruti para luchar contra Franco en Aragón, sabiendo que sus milicias tendrían que enfrentarse a la muerte, dijo:
«En la lucha no se puede comportar como un soldado que le mandan, sino como un hombre consciente que conoce la trascendencia de su acto. Ya sé que lograr esto no es fácil, pero también sé que lo que no es obvio por el razonamiento no se obtiene tampoco por la fuerza. Si nuestro aparato militar de la revolución tiene que sostenerse por el miedo, ocurrirá que no habremos cambiado nada, salvo el color del miedo. Es solamente liberándonos del miedo como podremos construir nuestra sociedad en la libertad».
Simplemente resaltaremos la última frase: «Solo liberándonos del miedo podremos construir nuestra sociedad en la libertad«.
Durruti también dijo:
«El arma más poderosa de la revolución es el entusiasmo. En la revolución se triunfa cuando todo el mundo está interesado en la victoria, haciendo de ella cada uno su causa personal. La respuesta a mi llamada -les dijo a los que mostraron su sorpresa– nos dará la medida del interés que pone la ciudad de Barcelona en la revolución y su victoria. Además, esto es una manera de situar a cada uno frente a su propia responsabilidad, una ocasión para que todo el mundo tome conciencia de que nuestra lucha es colectiva y de que su triunfo depende del esfuerzo de todos. Este y ningún otro es el sentido de nuestra llamada«.
Ahora destacaremos la primera frase: «El arma más poderosa de la revolución es el entusiasmo«.
Sin perdernos en la inmensidad de sus palabras, simplemente diré que el miedo y el entusiasmo no son asuntos de la razón. No puedes racionalizar el miedo, y sin embargo el miedo dominará por completo tu razón. Lo mismo se aplica al entusiasmo. Tanto la esperanza como el miedo son asuntos del corazón. La creencia está construida en el corazón y no en la cabeza. La creencia genera motivación.
2. Iniciación en la República
La motivación no es suficiente, si la gente no tiene recursos para defender y promover la causa de la República. Los líderes deben educar a la gente, y la forma más alta de educación es la iniciación. El propósito de la iniciación no es adoctrinar estudiantes sino crear maestros. Los maestros inician a personas que iniciarán a otros. La iniciación no es simplemente pasar ideas de uno a otro, sino pasar el estado (el estado de conocimiento que uno posee) de uno a otro. No se trata de oratoria, ni de aprender argumentos, sino de hacerse republicano. La iniciación significa transmisión cara a cara. No es lo mismo aprender de un libro que aprender de otra persona. Solamente los ojos transmiten conocimiento, los libros solo transmiten información.
La iniciación establece un vínculo entre las personas, la raíz de la transmisión del conocimiento. Abarca todo tipo de conocimiento, desde el más alto al más bajo. Una sociedad que aprende cómo iniciar es una sociedad sólida. Los gremios son la expresión histórica de todas las sociedades pre-capitalistas y son el arquetipo de la iniciación tradicional. Ser pre-capitalista no significa ni mucho menos que estén obsoletos (como nos han hecho creer). Los gremios son expresión manifiesta en todas las civilizaciones del mundo, desde Beijing hasta Atenas, desde Estambul hasta la Barcelona pre-capitalista. Tenemos conocimiento de los gremios desde los comienzos de la civilización. Los gremios no murieron por causas naturales, sino que fueron asesinados por el Estado capitalista a través de legislación, y que a su vez dio entrada a los bancos. Esta legislación que destruyo a los gremios sigue presente en el constitucionalismo contemporáneo.
Kropotkin puso en el centro de atención la importancia revolucionaria de los gremios en su obra “La Ayuda Mutua” y abrió el anarquismo a uno de sus desarrollos doctrinales más fructíferos, que fue la inspiración del socialismo gremial, e incluso del fascismo. La sociedad sin proletariado, la sociedad de la solidaridad, de la ayuda mutua, de la espiritualidad natural, es la sociedad gremial. El modelo de un propietario y 10,000 empleados es reemplazado por 10,001 miembros del gremio. Los gremios son como las cooperativas, pero con dos grandes diferencias: la autonomía interna de los talleres gremiales y su estatus legal como instituciones públicas. La autonomía tenía consecuencias positivas en la eficiencia y la innovación pues propiciaba la competencia, al tiempo que permitía compartir los medios de producción primordiales. Su condición de institución pública creaba una cultura de inclusión y de aceptación universal, haciendo que el ‘terreno de la producción’ fuera un asunto integral de la sociedad y no un asunto exclusivo de sus miembros.
La República de la iniciación es una república de educación, solidaridad y gremis.
3. Afiliación a la República
Para crear sentido de pertenencia, los líderes deben alinear los comportamientos del grupo. Para alinear los comportamientos es necesario definir rutinas, viejas y nuevas, grandes y pequeñas, como signos de identidad de los miembros. Cómo se saludan, cómo comen en compañía, cómo se dirigen a los ancianos, cómo y cuándo se reúnen en grupos, incluso cómo se visten con distinción en ocasiones especiales. Los Sans-culottes pusieron de moda el uso de los pantalones largos, la carmagnole (capa de falda corta), el gorro frigio rojo (el gorro de la libertad) y los sabots (un tipo de zuecos de madera) entre todos los revolucionarios. Es difícil acordarse de la revolución francesa sin acordarse de la concord tricolor. Los símbolos son importantes para crear un sentido de pertenencia.
Esto implica una relación superior al compañerismo o a la familiaridad. Es decir, un sentido de pertenencia que cultiva los sentimientos positivos del grupo y dirigido a un propósito común en nuestras vidas. La afiliación tiene un impacto positivo en muchos otros niveles: en la habilidades intelectuales, sociales, la salud mental, la salud física y la motivación. Las personas que viven con un sentido de pertenencia más fuerte suelen tener menos síntomas depresivos y muchos menos problemas de conducta que aquellos que consideran la afiliación al grupo como muy importante, pero que no tienen un sentido positivo de pertenencia grupal.
El arte es el corazón de ‘la cultura de pertenencia’. Cuando dos noches antes del referéndum, la prensa española gritaba ‘traidores’ y ‘renegados’ a los catalanes, los catalanes cantaban Els Segadors en la Plaza de la Catedral. Ese día de pell de gallina fue un Evento (Ereignes) y ese día Els Segadors fue ‘més que una cançó’. Ese fue el momento en el que Cataluña ganó. Cuando el arte no es negocio, ni tampoco el instrumento de una ideología, sino que no tiene ningún otro objetivo aparte de ser arte, entonces se convierte en un Evento que altera el significado de todo lo relacionado con la vida humana. Wagner lo explicó en «Arte y Revolución»:
“O bien, fue que el arte entró al servicio de una u otra de esas ideas abstractas o incluso convenciones que, unas veces más ligeras y otras más pesadas, cargaron sobre una humanidad sufriente y atenazaron con sus grilletes la libertad tanto de los individuos como de las comunidades. Pero nunca más fue el arte la expresión libre de una comunidad libre. Sin embargo, el verdadero Arte es la libertad más elevada, y solo la libertad más elevada puede surgir de sí misma; ningún mandamiento, ninguna ordenanza, en resumen, ninguna meta aparte del Arte mismo, puede llamarlo a levantarse”.
Cuando el arte es la expresión de las personas, abarca todos los aspectos de la vida, incluidas la política, la producción, el comercio, la arquitectura, la moda, la agricultura, la cocina e incluso el matrimonio. La política no puede crear arte. Más bien la política es arte. En la unión integral del verdadero arte con las personas, la pertenencia se convierte en un destino común: los corazones se acercan.
Entre todos los símbolos que crean sentido de pertenencia, nada está por encima de la moneda. La creación de una verdadera moneda republicana, hecha de oro o plata, se puede introducir incluso antes de obtener la independencia. Esto se debe a que todo lo que se requiere para crear dinero alternativo es la voluntad de quienes quiere aceptar las monedas. Además, el oro y la plata al ser materias tangibles (mercancías), su valor no necesitan garantías ni privilegios (externos), sino se garantizan por si mismas (como mercancías) incluso antes de ser usadas como moneda. La moneda republicana puede recuperar el nombre de dinero o mancuso, acuñado por el Conde Ramón Borrell (992-1015), basado en el dinero (denarius) de Carlomagno que fue acuñado en Barcinona, Inpurias y Rodda por su sucesor Luis, el Pio (814-840) después de su conquista de Barcelona en 801. Sea cual sea el nombre lo importante es el símbolo. Acuñar una moneda de la República es arte liberador.
4 El Cuidado en la República
No hay pertenencia sin el cuidado de sus miembros: «todos para uno, uno para todos». Esto es preferir al otro sobre mí. Cuidar y atender a la necesidad del otro es la condición que revela la madurez de la sociedad. Hasta que esto sea una realidad, la sociedad permanece en una etapa infantil. El cuidado no es un derecho que las instituciones deben aportar. El cuidado es una voz dentro de nosotros que nos conecta con las necesidades de aquellos que son dependientes o vulnerables o aquellos que son diferentes a nosotros. El cuidado es una actitud vital. Es nobleza. La República debe ser la república del cuidado.
El cuidado no es una ética deontológica o utilitaria, ni tampoco es un deber religioso, sino el arte de vivir. Es un arte porque surge del altruismo y es vital porque su horizonte es el respirar en el mundo. La expresión del cuidado no son hospitales y orfanatos, que son importantes, sino sentir a la gente con nuestro corazón. El corazón no juzga, sino que está siendo juzgado. El corazón no mide, pero contempla con perplejidad, como uno se queda asombrado y fascinado ante un cuadro de Velázquez en un museo. En este momento de contemplación, el corazón se abre a lo desconocido, a lo no manifestado. Un corazón bien entrenado es aquel que conoce el arte de traer lo no-manifestado a la manifestación. Si consideras que la mayor obra de arte es el ser humano, nunca te quedaras fijado a las formas sensoriales cuando te relaciones con otro ser humano. Te abstendrás de juzgar, sentirás empatía, y si eres realmente virtuoso, te recrearas recorriendo las enormes extensiones de su ser no-manifestado. La empatía crea atracción. La atracción mutua es la piedra angular de una comunidad. Y el resultado es el cuidado.
Cuando a la persona independentista le importa el cuidado y la asistencia, deja de reclamar la independencia y se convierte en alguien que une a la gente, un formador comunitario, alguien que crea comunidad. Deja de ser independentista y se vuelve independiente en sí mismo, en cada acto que hace, en cada aliento que respira. Para ti que quieres la independencia, el españolista que teme la independencia de Cataluña no es tu enemigo porque el españolista no puede desafiarte. Si lo hace es porque aun no te has encontrado a ti mismo. Si eres libre de ti mismo, descubrirás que eres libre de él y, entonces, … puedes ofrecerle cuidado. Si lo haces, si le escuchas, si le abres tu corazón, inevitablemente se sentirá atraído hacia ti.
El cuidado no es asunto de la mente, sino asunto del corazón. Cuidar crea una república que cuida.
5. Los mercados en la república
Nada puede cambiar si no hay cambios en las estructuras cotidianas de la sociedad. A menudo nos concentramos en ‘lo que está mal’, pero se presta menos atención y se pone menos esfuerzo en ‘lo que es correcto’. Soy profundamente anti-capitalista, pero sé que el anti-capitalismo es solo el logotipo de una filosofía de la derrota. La CUP es el partido en Cataluña que expresa de la manera más vigorosa y clara su anti-capitalismo. Pero el énfasis debe estar en la parte de su programa que dice:
l’establiment de mecanismes de control popular de l’economia i el desplegament de polítques efectives que garanteixin l’equitat i la igualtat d’oportunitats.
El mercado público es la expresión estructural del control popular de la economía y la garantía efectiva de equidad e igualdad de oportunidades. El mercado público significa un mercado público que es propiedad de la gente, gratuito, libre de reservas o restricciones, donde todos pueden vender o comprar. Un mercado público no es lo que hoy llamamos mercat public en Barcelona, es decir, un pequeño centro comercial para unos pocos comerciantes locales privilegiados, sino un lugar lo suficientemente grande y siempre en crecimiento, para garantizar la oportunidad de comerciar a todos aquellos que lo deseen. Barcelona era una ciudad de mercados públicos, pero hoy no. Un mercado público significa que en él se garantiza la virtud de la competencia pura, el mercado público debe tener siempre espacio libre disponible. Ser público significa que el mercado no puede ser privatizado.
Los mercados públicos son tan antiguos como la sociedad misma. Se encuentran en todas las civilizaciones del mundo: el foro de Roma, el ágora de Grecia o los suqs de Al-Andalus. Este modelo es el extremo opuesto del supermercado o los hipermercados (Alcampo, Carrefour, etc.), donde un propietario controla todas las operaciones comerciales. La restauración del mercado público es la condición más importante para lograr la democracia económica. Una vez que se haya liberado el mercado, podremos liberar la distribución con el restablecimiento de las redes de distribución abiertas o caravanas, y la restauración del modelo de producción abierta de los gremios.
Proudhon escribió en su “Idea general de la Revolución”:
“Creo en el libre comercio, incluso sin reciprocidad, como consecuencia de la abolición del interés, y no de ninguna otra manera.”
El libre comercio (con reciprocidad, es decir, gravamos a quienes nos gravan) y la abolición del interés, estos son principios básicos del anarquismo. Lo que separa al anarquismo del socialismo liberal es que los últimos han abolido el comercio a favor de los monopolios (supermercados) y han abrazado el interés (usura). No hay libre comercio sin mercados libres y no hay mayor daño a la sociedad que la práctica de la usura, y más aún en su forma moderna: la banca de reserva fraccional (coeficiente de caja).
Es importante entender la diferencia existente entre el mercado libre como se entiende en la cultura capitalista y lo que realmente es un mercado libre en la cultura tradicional. Irónicamente, el libre mercado tradicional o el mercado público ha sido abolido completamente en el llamado capitalismo de libre comercio. El mercado público es la base de una sociedad libre. El mercado público, cuando está abierto al mundo, es una herramienta capaz de eliminar el desempleo para siempre. El mercado público brinda oportunidad a cualquiera que desee participar, con unos requisitos mínimos y sin la imposición de pago por uso del espacio.
No hay mercado público sin su alhóndiga. La alhóndiga es una prodigiosa institución ibérica, una parte del mercado reservada para los comerciantes extranjeros. Gracias a la alhóndiga, el mercado público no solo es accesible a los comerciantes locales, sino a todo el mundo. Esta institución, también era conocida como caravanserai en Asia o funduq en Arabia, fue la clave del éxito de las Rutas Comerciales. La importancia de los caravasares y las rutas comerciales se está volviendo a considerar ahora en Asia, debido al impacto adverso de los monopolios corporativos multinacionales, que amenazan la independencia y la diversidad del comercio mundial. China ahora está construyendo una nueva Ruta de la Seda de un 1 mil billones de dólares que aspira a llegar desde Beijing hasta España, y que con suerte pasará por Barcelona.
6. Exportación de la República
El esfuerzo de la República no puede terminar en Cataluña, sino que debe llegar a toda España. Exportar lo revolucionario significa exportar nuestra creencia, nuestra iniciación, pertenencia, cuidado y mercados. España lo necesita tanto como Cataluña. Una república de España es la república de Cataluña expandida. No es menos para Cataluña, es más.
Para hacer esto, es importante comunicarse con las personas de influencia y los líderes naturales de la sociedad española y de la manera más abierta y honesta presentarles los objetivos y la misión de nuestra causa. Igualmente importante sería llegar al pueblo de España con la creación de una red de Mercados Públicos distribuidos por todo el territorio: la pacífica ‘colonización’ republicana de España a través del comercio. Contra nosotros solo estarán los hipermercados. Con nosotros estarán las masas, esperando empleos que el sistema actual no puede proporcionar. Madrid será un buen lugar para comenzar: el Mercado Abierto de Barcelona, hermanado con el Mercado Abierto de Madrid, con caravanas yendo y viniendo, permitiendo a los productores y comerciantes de ambos países llegar a la alhóndiga del mercado público del otro.
¿Qué pasaría si la República de Cataluña ofreciera trabajo a los españoles sin empleo? Podemos ganarnos a los españoles con sabiduría y cuidado: iniciarlos en nuestras creencias y compartir con nuestra asabiyah republicana. Enviar ayuda directamente a los necesitados, pero más importante aún seria enviarles a voluntarios republicanos capaces de asistir y cuidar. Y luego más mercados, más trabajos, más caravanas. Cuánto tiempo le puede llevar a todo esto antes de que podamos ver una República española no es lo importante, porque el proceso mismo es la República.
El dinero republicano puede extenderse por toda Europa ofreciendo un sistema de pago digital de oro, como alternativa a la actual decadencia de las monedas fiduciarias, que están vinculadas a fracaso garantizado del dólar estadounidense. El reciente lanzamiento del Yuan chino convertible al oro abre una puerta para la restauración de dinero real en un mundo post-dólar en el que Cataluña podría jugar un papel importante con su dinero republicano, junto con China y Rusia. El dinero republicano ampliará nuevas perspectivas de libertad y de democracia económica de las cuales la gente no es consciente.
Observaciones finales
El lema de los Reyes Católicos era «tanto monta, monta tanto». Esto quería decir que Isabel y Fernando tenían el mismo valor e importancia. La unidad española se construyó sobre la igualdad y la cooperación, en lugar de la dominación de una parte sobre la otra. Los españoles no ignoramos nuestras diferencias internas. Una encuesta reciente mostró que el 57% de los españoles aprueban que se realice una consulta sobre la autodeterminación en Cataluña, a la manera de Escocia y Quebec. El camino para llevar la cuestión de la autodeterminación hasta una resolución exitosa dentro del Parlamento español no es excesivamente complicado. Una reforma del Constitución española es aceptable para la mayoría de los partidos nacionales liderados por Podemos y el PSOE, pero también por PP y Ciudadanos. Hay un modo de lograrlo.
Cataluña ha mostrado en el reciente Primero de Octubre su decisión de cambiar su relación con España. El gobierno débil de Rajoy tuvo que recurrir a la fuerza de la Ley para controlar la situación, pero solo momentáneamente. La nueva convocatoria de elecciones en Cataluña prevista para el 21 de Diciembre no es una pérdida para la independencia, sino una oportunidad para reposicionar su estrategia. Si JxSi (CDC, ERC, DC y MES) y CUP se unen sus fuerzas lo más probable es que vuelvan a obtener la mayoría en la Generalitat. Entonces se debe diseñar una nueva Hoja de Ruta. He aquí algunas sugerencias para considerar.
Tres posibles horizontes:
1. Una República en Cataluña de facto (sin esperar a de jure). De facto, significa que la Generalitat tiene a la gente, mientras que España solo puede esperar controlar la información del público. La Generalitat tiene la educación y TV3, suficientes para activar todos los cambios. Con el liderazgo de la Generalitat, la gente pueden crear una nueva moneda, la gente puede reemplazar los bancos y crear sus propias cuentas de caja y pagos, la gente puede crear sus propios mercados: la gente puede empezar a controlar su propia economía.
2. Una Federación Ibérica de Estados Independientes: Navarra (incluida Euskadi), Cataluña, Portugal y España. Incluir a Portugal significa eludir el nacionalismo español a favor de ‘un más’ en lugar de ‘un menos’.
3. Segunda Unión Monetaria Latina (abandono del euro): Iberia, Francia, Italia, (posiblemente Bélgica, Suiza y Grecia). Esta unión tuvo éxito en el pasado, puede tenerlo de nuevo. Pero esta vez sabemos lo que no entendimos antes: no debe haber intercambio fijo entre oro y plata, y no debe haber banca de reserva fraccional.
Tres frentes políticos simultáneos:
- 1. Reforma del Constitución española.
- Referéndum para una Federación Española de Estados Independientes.
- Introducción del derecho de autodeterminación para Cataluña y País Vasco.
- Inclusión de Portugal en una posible Federación Ibérica.
- 2. Construcción de la asabiyah republicana en Catalunya
- Creencia, iniciación, pertenencia y cuidado
- Mercados y dinero en cada pueblo.
- 3. Exportación de la República a España.
- Red de 25 mercados públicos en España. Objetivo: 1 millón de nuevos empleos.
- Rutas de comercio ibérico con dinero republicano alternativo.
- Unirse a la iniciativa de la Ruta de la Seda.
Cataluña no puede obtener el poder de España, sino de sí misma. La fuerza de la República es la República misma. España es solo un espejo en el que nos vemos a nosotros mismos. España es lo que queremos que sea. Si en nuestros corazones hay miedo, veremos una España temible. Si en nuestros corazones hay esperanza, lo veremos una España esperanzadora. Hay una diferencia fundamental entre lo que es el Gobierno de España y quiénes son la gente España. La gente de España son madres, hermanos, sobrinas, tíos, socios, vecinos, clientes, amigos, camaradas, etc… para muchos catalanes. Ellos necesitan la libertad tanto como los catalanes.
Creo que lo que nació el Primero de Octubre fue la República de España. Esto debe ser visto como el horizonte de un nuevo programa: un programa ‘con’ el pueblo de España, un programa que celebra a las personas por encima de las estructuras, y una agenda que siempre estará creciendo.
Posdata
V: ¿Bailarías conmigo?
V de Vendetta
Evey Hammond: ¿Ahora? ¿En la víspera de tu revolución?
V: ¡Una revolución sin bailar es una revolución que no vale la pena!
«Ayer era inteligente, y quería cambiar el mundo.
Rumi
Hoy soy sabio, así que me estoy cambiando a mí mismo».