Algunas personas han manifestado una cierta confusión ante mi enfoque de la crisis moral francesa utilizando la mitología y la metáfora.

Ezra Pound expresa esta opinión de forma irónica en su Canto 87 cuando dice: “Eliminan las mitologías antes de establecer nuevos valores”

Al verme apremiado con respecto a una postura política, he reflexionado aún más. En primer lugar, la situación: por un lado, una revista satírica, minúscula y casi en bancarrota, que sobrevive burlándose del fundador de la última religión revelada que siguen millones de seres humanos; y por el otro: el grandioso e histórico Estado francés, pilar fundador de la civilización europea.

Cuando el hombre mueve el piano para acercarlo al taburete, queda patente que no es un pianista, sino un idiota. El pianista se habría limitado a mover el asiento más cerca del piano. Esta cuestión se debía haber resuelto sin tener que mover el piano que, en esta metáfora, es el Estado de Francia.

En segundo lugar, y en otro nivel de la política, lo cotidiano. ¿Qué es lo que se necesita? Esta es la cuestión más profunda en lo que significa gobernar. Vayamos al consejo más antiguo. Es evidente que una guía idéntica se puede encontrar en la Sunna, pero el acusado no puede defenderse a sí mismo.

Confucio aborda la cuestión paso a paso.

1. Kung dijo: el Proceso no está lejos del hombre, no le es ajeno. Los que quieran instituir un proceso ajeno al género humano, no podrán hacer que funcione como sistema ético.

2. El Libro de los Versos dice:

Astil de hacha que corta,

que corta un astil de hacha,

el modelo no es distante.

Uno se vale del astil de un hacha para cortar otro. Con un simple vistazo se puede notar una divergencia con respecto al modelo. En consecuencia, el hombre bien educado utiliza hombres para gobernar a los hombres. Una vez eliminados los defectos, se detiene.

3. Si un hombre tiene conmiseración en su corazón, el Proceso no le es lejano. No hagas a los demás lo que no te gustaría que te ocurriese a ti. (Confucio: Ta Hio, 13).

Las conclusiones de lo mencionado pueden ser enumeradas:

1. El Estado francés debe elevar a sus ciudadanos musulmanes y poner fin a los guetos de altos rascacielos, tiene que educar y abrir a sus jóvenes a la sociedad en su totalidad. 

2. Una revista debe comprometerse con el respeto cívico de las creencias personales de sus ciudadanos en lo que respecta a la religión, y no provocar la inestabilidad social; de lo contrario, tiene que enfrentarse a un castigo por parte de la ley.

3. Si la Constitución no defiende con la ley a sus ciudadanos, provocará el colapso de la superestructura estatal.

4. El Estado no se sostiene sobre principios, incluida la legendaria libertad de expresión, sino sobre la armonía cívica.

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