La lucha de Alekséi Navalny y su hermano afecta a toda la gente preclara de cualquier lugar. Los instrumentos de gobierno, que hacen gala de nombres antiguos y venerados, democracia, senado, asamblea, han sido reducidos por doquier a ser meras máquinas del nuevo poder totalitario de las finanzas que aplastan la voz de la libertad dondequiera que la encuentran.
Es una lucha antigua que aún está por resolverse. Todos los que amáis o anheláis la libertad debéis respaldar esa voz actual e intrépida que denuncia la tiranía: Alekséi Navalny.
Fijaos en esas dos imágenes y reconocer que, a pesar de que la lucha no es nueva, debe dársele un lugar elevado cada vez que se plantea. A la izquierda está el grabado de Rousseau en el exterior de la cárcel de Vincennes esperando visitar al encarcelado Diderot.
A la derecha, Alekséi Navalny visita a su hermano Oleg encarcelado por ese minúsculo dictador, Putin, en la Rusia esclavizada.