Con el mundo cambiando a una velocidad asombrosa y con un Occidente incapaz de reconocer su propia crisis estructural, es importante que los musulmanes comprendan dónde están, o en realidad dónde no están, y mirarlo todo con nuevos ojos.

En Occidente, una crisis colosal surgió bajo el impacto de una religión de esclavos que veía una transformación, ─que supuso su colapso a lo largo de cientos de años y que primero fue en dos y luego en multitud de pedazos─ que extendía sus tentáculos por toda Europa de forma gradual. Tan poderosa era la nueva religión que prometía la resurrección del cuerpo, que la crisis estructural se vio engullida en la dinámica de la solución emergente gracias al fracaso de la visión primigenia que destrozó a la antigua Roma. El concepto de la democracia, que en sí mismo no es más que la metáfora del filósofo, se vio pronto superado por los acontecimientos que vieron la aparición de un nuevo estilo de gobierno. Tal y como había dicho Ferguson:

“Con esta revolución, el gobierno recayó en el senado y en los nobles”.

“El gobierno de Roma, tal y como aparece representado tras la expulsión del rey, se estaba convirtiendo en absolutamente aristocrático”.

La mayoría discriminada siguió creciendo con la expansión de Roma hacia el Imperio. Cayo Mario, ‘el General de la Plebe’, transfirió el poder al ejército romano. En la sangrienta guerra civil vimos esa convulsión como una transferencia del poder a la brutal dictadura del aristócrata Lucio Cornelio Sila. Bajo su dictadura, Sila revitalizó la república; pero había sido Mario el que hizo la transformación estructural: el poder residía ahora en el ejército. En consecuencia, cuando su sobrino surgió del renovado senado, se hizo con el poder. Hablamos de Julio César.

Y así fue cómo el estado Europeo, atrapado en un profundo abatimiento por la riqueza de la iglesia, se encontró impotente ante la aparición de una revisión radical del catolicismo. En ese momento los intelectuales franceses se volvieron hacia la historia y, entre la plétora de documentos, surgió el célebre ‘Vindiciae Contra Tyrannos’ cuyo autor firmaba como Bruto. Este fue el segundo punto en la transformación política que terminó con el fracaso de la iglesia romana a la hora de detener la nueva forma de pensar que dominaba un etos librepensador.

El siguiente acontecimiento de importancia en la historia de Occidente, tiene lugar cuando un grupo de colonos se rebela contra los impuestos establecidos por Gran Bretaña. Siguiendo el espíritu auténtico de la persecución cristiana, cargaron contra las grandes naciones que gobernaban todo el territorio americano. Una vez anexionado el continente, llamaron a California ‘La última frontera’. El país fue establecido, desafiando el juramento a su cargo, por un general rebelde y un puñado de abogados (el general idolatraba a César, un aciago comienzo). A continuación inició la masacre de todos, excepto un pequeño grupo, de los grandes pueblos americanos en lo que sigue siendo el mayor genocidio de una nación jamás igualado en la historia hasta la persecución alemana de los judíos. En esos momentos, ni tampoco después, se mencionó en absoluto la doctrina de Wilson del ‘derecho a la autodeterminación’.

Y ahora estamos en el tercer periodo de la evolución del mundo. La idea errónea de que la historia se repite, algo que no es así, para cubrir el absoluto fracaso a la hora de enfrentarse al levantamiento inevitable de las fuerzas saddamitas, ahora renombradas ISIS, ha producido el caos y convertir en aliada a la dictadura egipcia. Hablar por tercera vez de una coalición no tiene sentido para los intelectuales occidentales. Los kurdos no pueden ser aliados y terroristas al mismo tiempo, además de saber, sin duda alguna, que son la única fuerza que se enfrenta a la incursión saddamita en Siria.

Mientras todo ese caos se ha ido desarrollando, es importante que los musulmanes no dejen de reconocer el cambio profundo que ha tenido lugar con la muerte del rey en Arabia. La línea de sucesión pasaba por última vez de hermano a hermano. En un acceso de inspiración y vigor, el nuevo rey proclamó a su hijo Príncipe Heredero. Era el final de una época y el comienzo de una nueva. Respaldado por un nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, que habla un inglés perfecto, y pensando con una nueva ideología, ha ocurrido lo siguiente:

  • El nuevo ministro ha anunciado que está dispuesto a desplegar soldados para combatir lo que nosotros llamaríamos los Jawariŷ.
  • La ‘policía de la oración’, el terror de los centros comerciales, ha sido despojada de su derecho a detener la gente.
  • A continuación anunció que los sauditas iban a ‘diversificar’ su economía.

Lo que debemos comprender es que, para Arabia, este es un nuevo ordenamiento que debe ser respaldado por los musulmanes. Y también se debe constatar que dependemos de este régimen para la organización perfecta e impecable del Haŷŷ. Es importante que Indonesia se ponga bajo la guía del Príncipe Heredero, y todos esperamos de ellos una renovación y revitalización del Din en nuestra época.

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